domingo, 7 de julio de 2013

YO NO APOYO A GARZÓN

Foto: YO NO APOYO A GARZÓN

Soy perro viejo y vengo observando las andanzas de Baltasar Garzón desde hace más de 20 años. Sin poner en cuestión su buena fe --ni la afirmo ni la desmiento--, no creo sin embargo en la íntegra pureza de sus intenciones y sí dudo de la asepsia ideológica de sus Instrucciones en los casos contra Sancristóbal, Rafael Vera, Damborenéa o Barrionuevo, o en los sumarios que obligaron al cierre de la AEK, Egin o Egunkaria, o en los casos que investigaron y persiguieron la estructuras organizativas de Xaki, Ekin, Segui o Haika, siendo sobre todo sangrante su parcial investigación contra el coro Euskaria. Y observando aquella instrucción suya sobre las desapariciones de los republicanos, Garzón no parecía particularmente habilidoso en el uso de resortes jurídicos que le permitieran sortear los torpedos lanzados a la línea de flotación del auto por el propio gobierno desde la Fiscalía y por la derecha más rancia desde el pleno de la AN.

Otro gallo hubiera cantado si Garzón en su auto hubiera obligado/ordenado/recomendado/sugerido (a escoger el participio deseado, o el que legalmente se pueda) al Gobierno --tal como pedían los denunciantes-- a controlar, asumir, tutelar y organizar la investigación sobre el franquismo y las fosas, si hubiera obligado/ordenado/recomendado/sugerido (busquese el participio) al Parlamento --tal como pedían los denunciantes-- a constituir una Comisión de la Verdad, si Garzón dentro de sus facultades inherentes hubiera extendido su auto a los crímenes y criminales cometidos hasta 1978 y si Garzón hubiera decidido ampliar la causa y el sumario conceptuando al franquismo (como sí lo hizo) como un régimen criminal y como consecuencia de ello extendiendo las diligencias a TODAS las violaciones de derechos humanos, y no sólo a las desapariciones, incluyendo en estas violaciones la privación de libertad, las torturas, las depuraciones, los despidos y el expolio de la propiedad privada, e investigando a los actuales beneficiarios de esos crímenes. Si Garzón hubiera optado por esta vía instructiva, a buen seguro que el auto hubiera sido recurrido antes por la Fiscalía y paralizado antes por el Pleno de jueces, pero el impacto mediático, público y jurídico, nacional y fundamentalmente internacional del caso hubiera provocado una marea de presiones y apoyos que el Gobierno, la Judicatura y la A.N. no hubieran podido resistir ni hacer frente.

Sólo una vez confié en su capacidad profesional para resolver algún problema (caso Pinochet), pero sus omisiones en el auto de desapariciones franquistas y en las diligencias que dictó, su rifirrafe en la A.N. con Zaragoza y con el Pleno de los jueces de la sala penal y su "espantá" a la segundas de cambio al inhibirse en favor de jueces territoriales que en bastantes ocasiones previas habían obstaculizado actuaciones y habían paralizado fosas, hicieron que desde entonces yo no confiara en absoluto en Garzón y sí en la sospecha de que perseguía intenciones espurias en la admisión de la denuncia y en el posterior envío los jueces de provincias.

Un juez igual de "implicado" --ideológicamente-- pero más riguroso y menos mediático, a buen seguro que hubiera sido más eficaz. Hay que recordar que el protagonismo del caso de la RMH no lo tenían ni los jueces, ni la AN, sino que debía recaer forzosamente en las víctimas, en los recuperadores de su Memoria y en la caracterización y condena de sus verdugos. Y sin embargo, todo se centró en la ultraderecha de "Manos Limpias" y en que para algunos Garzón era el puro demonio, mientras que para muchos otros era la gran víctima de todo este proceso. Pero..., si ese hipotético juez implicado, riguroso y discreto hubiera sido más valiente, ordenando la investigación de todos los crímenes --y no sólo las desapariciones-- de lesa Humanidad franquistas cometidos hasta 1978 (y más allá) y la persecución y detención de los criminales y verdugos (bastantes de los cuales aún campan por sus respetos) y no se hubiera rajado inhibiéndose en los juzgados territoriales ante el temor de ser apartado de la causa, otro gallo nos hubiera cantado a los memorialistas. Quizás hubiera intervenido el Pleno de la AN cerrando el Sumario, pero el escándalo internacional ante una Judicatura heredera del franquismo, convirtiendo en intocables las vidas y los patrimonios de los franquistas supervivientes, hubiera sido mayúsculo.

Sin embargo, ¿qué tenemos hoy, tres años después? ¿Qué hemos sacado en claro los memorialistas y las víctimas? NADA. Sólo hubo un circo de buitres y carroñeros que sobrevolaron el cadáver político y jurídico de un jurista torpe por voluntarioso, excesivo por su afán de transcendencia, que fue elevado periódicamente a los altares de la notoriedad por los MCS, esos mismos medios que obvian que en las cunetas continúan más 150.000 republicanos por desenterrar y que olvidan que las grandes fortunas privadas y las grandes empresas patrias fundamentaron su prevalencia presente en el apoyo al golpismo antidemocrático y en la vil explotación de los vencidos. Y mientras tanto, los memorialistas seguimos luchando solos por la dignificación de la Memoria personal y política de nuestros mayores. Solos.

El fascismo --el sociológico, el "sindical" y el enquistado en el Supremo-- está detrás de la aquella persecución judicial contra Garzón. Es notorio. Quisieron que pagara la factura de su participación en las elecciones como candidato del PSOE, la instrucción de la Gurtell y la ofensa a su Caudillo. Nadie duda de los intereses espurios de esta mafia política y económica. Pero que las maniobras orquestales de los franquistas contra el magistrado fueron reprobables, condenables e intolerables, no significa que Garzón se hubiera convertido con ello en un puro inmaculado para la izquierda. Al contrario, aunque a fuerza de ser posibilistas, parece que a quienes somos sus críticos se nos pide que acabemos comulgando con ruedas de molino. Pero no va a ser así, porque es notorio que Garzón utilizó la denuncia de las Asociaciones de la Memoria para abrir una instrucción débil, inconsistente y llena de incongruencias y contradiciones con el Derecho Internacional (¿porqué pedir el certificado de defunción de Franco? Y si eran delitos de lesa Humanidad, ¿porqué no investigar los asesinatos, penas de prisión, torturas, etc., etc, y sólo las desapariciones? Y si no prescriben los delitos, ¿porqué limitar la instrucción a los desaparecidos entre 1936 y 1952?. Garzón fue torpe y muy poco hábil. Pero eso sí, continuó siendo una estrella mediática internacional. Aunque eso no le valió para nada, en el Pleno de la AN ni en el Supremo. La carrera de Garzón está adoquinada con el duro granito de las antipatías ganadas a pulso entre sus colegas y a diestra y siniestra.Y tampoco cuenta con grandes simpatías, ni entre la izquierda que está más allá de IU, ni entre los abertzales, ni entre muchos de los que nos consideramos recuperadores de la MH.

Así que, reafirmando lo expresado, reitero que los ataques franquistas y ultraderechistas en comandita con los peperos de la Gurtell contra el Juez Baltasar Garzón --repito, reprobables, condenables e intolerables-- no convierten su figura y su trayectoria en algo aceptable. Por ello y por todo el cúmulo de circunstancias antes relatadas, lejanas en el tiempo algunas y otras más cercanas, YO NO APOYO A GARZÓN.
¿Que Garzón impulsa una plataforma política llamada "Plataforma Cívica"? El 99% de la progresía ve a Garzón como a un apostol al que seguir y a buen seguro estarían dispuestos a entregarles su voto si Garzón se presentara en las elecciones bajo ésta o alguna otra opción. Pero sólo unos pocos parecemos saber que es un hombre lleno de interesadas debilidades, algunas muy reprobables. Soy perro viejo y vengo observando sus andanzas desde hace más de 20 años. Sin poner en cuestión su buena fe --ni la afirmo ni la desmiento--, no creo sin embargo en la íntegra pureza de sus intenciones y sí dudo de la asepsia ideológica de sus Instrucciones en los casos contra Sancristóbal, Rafael Vera, Damborenéa o Barrionuevo, o en los sumarios que obligaron al cierre de la AEK, Egin o Egunkaria, o en los casos que investigaron y persiguieron la estructuras organizativas de Xaki, Ekin, Segui o Haika, siendo sobre todo sangrante su parcial investigación contra el coro Euskaria. Y observando aquella instrucción suya sobre las desapariciones de los republicanos, Garzón no parecía particularmente habilidoso en el uso de resortes jurídicos que le permitieran sortear los torpedos lanzados a la línea de flotación del auto por el propio gobierno desde la Fiscalía y por la derecha más rancia desde el pleno de la AN.
Otro gallo hubiera cantado si Garzón en su auto hubiera obligado/ordenado/recomendado/sugerido (a escoger el participio deseado, o el que legalmente se pueda) al Gobierno --tal como pedían los denunciantes-- a controlar, asumir, tutelar y organizar la investigación sobre el franquismo y las fosas, si hubiera obligado/ordenado/recomendado/sugerido (búsquese el participio) al Parlamento --tal como pedían los denunciantes-- a constituir una Comisión de la Verdad, si Garzón dentro de sus facultades inherentes hubiera extendido su auto a los crímenes y criminales cometidos hasta 1978 y si Garzón hubiera decidido ampliar la causa y el sumario conceptuando al franquismo (como sí lo hizo) como un régimen criminal y como consecuencia de ello extendiendo las diligencias a TODAS las violaciones de derechos humanos, y no sólo a las desapariciones, incluyendo en estas violaciones la privación de libertad, las torturas, las depuraciones, los despidos y el expolio de la propiedad privada, e investigando a los actuales beneficiarios de esos crímenes. Si Garzón hubiera optado por esta vía instructiva, a buen seguro que el auto hubiera sido recurrido antes por la Fiscalía y paralizado antes por el Pleno de jueces, pero el impacto mediático, público y jurídico, nacional y fundamentalmente internacional del caso hubiera provocado una marea de presiones y apoyos que el Gobierno, la Judicatura y la A.N. no hubieran podido resistir ni hacer frente.

Sólo una vez confié en su capacidad profesional para resolver algún problema (caso Pinochet), pero sus omisiones en el auto de desapariciones franquistas y en las diligencias que dictó, su rifirrafe en la A.N. con Zaragoza y con el Pleno de los jueces de la sala penal y su "espantá" a la segundas de cambio al inhibirse en favor de jueces territoriales que en bastantes ocasiones previas habían obstaculizado actuaciones y habían paralizado fosas, hicieron que desde entonces yo no confiara en absoluto en Garzón y sí en la sospecha de que perseguía intenciones espurias en la admisión de la denuncia y en el posterior envío los jueces de provincias.

Un juez igual de "implicado" --ideológicamente-- pero más riguroso y menos mediático, a buen seguro que hubiera sido más eficaz. Hay que recordar que el protagonismo del caso de la RMH no lo tenían ni los jueces, ni la AN, sino que debía recaer forzosamente en las víctimas, en los recuperadores de su Memoria y en la caracterización y condena de sus verdugos. Y sin embargo, todo se centró en la ultraderecha de "Manos Limpias" y en que para algunos Garzón era el puro demonio, mientras que para muchos otros era la gran víctima de todo este proceso. Pero..., si ese hipotético juez implicado, riguroso y discreto hubiera sido más valiente, ordenando la investigación de todos los crímenes --y no sólo las desapariciones-- de lesa Humanidad franquistas cometidos hasta 1978 (y más allá) y la persecución y detención de los criminales y verdugos (bastantes de los cuales aún campan por sus respetos) y no se hubiera rajado inhibiéndose en los juzgados territoriales ante el temor de ser apartado de la causa, otro gallo nos hubiera cantado a los memorialistas. Quizás hubiera intervenido el Pleno de la AN cerrando el Sumario, pero el escándalo internacional ante una Judicatura heredera del franquismo, convirtiendo en intocables las vidas y los patrimonios de los franquistas supervivientes, hubiera sido mayúsculo.

Sin embargo, ¿qué tenemos hoy, tres años después? ¿Qué hemos sacado en claro los memorialistas y las víctimas? NADA. Sólo hubo un circo de buitres y carroñeros que sobrevolaron el cadáver político y jurídico de un jurista torpe por voluntarioso, excesivo por su afán de transcendencia, que fue elevado periódicamente a los altares de la notoriedad por los MCS, esos mismos medios que obvian que en las cunetas continúan más 150.000 republicanos por desenterrar y que olvidan que las grandes fortunas privadas y las grandes empresas patrias fundamentaron su prevalencia presente en el apoyo al golpismo antidemocrático y en la vil explotación de los vencidos. Y mientras tanto, los memorialistas seguimos luchando solos por la dignificación de la Memoria personal y política de nuestros mayores. Solos.

El fascismo --el sociológico, el "sindical" y el enquistado en el Supremo-- está detrás de la aquella persecución judicial contra Garzón. Es notorio. Quisieron que pagara la factura de su participación en las elecciones como candidato del PSOE, la instrucción de la Gurtell y la ofensa a su Caudillo. Nadie duda de los intereses espurios de esta mafia política y económica. Pero que las maniobras orquestales de los franquistas contra el magistrado fueron reprobables, condenables e intolerables, no significa que Garzón se hubiera convertido con ello en un puro inmaculado para la izquierda. Al contrario, aunque a fuerza de ser posibilistas, parece que a quienes somos sus críticos se nos pide que acabemos comulgando con ruedas de molino. Pero no va a ser así, porque es notorio que Garzón utilizó la denuncia de las Asociaciones de la Memoria para abrir una instrucción débil, inconsistente y llena de incongruencias y contradiciones con el Derecho Internacional (¿porqué pedir el certificado de defunción de Franco? Y si eran delitos de lesa Humanidad, ¿porqué no investigar los asesinatos, penas de prisión, torturas, etc., etc, y sólo las desapariciones? Y si no prescriben los delitos, ¿porqué limitar la instrucción a los desaparecidos entre 1936 y 1952?. Garzón fue torpe y muy poco hábil. Pero eso sí, continuó siendo una estrella mediática internacional. Aunque eso no le valió para nada, en el Pleno de la AN ni en el Supremo. La carrera de Garzón está adoquinada con el duro granito de las antipatías ganadas a pulso entre sus colegas y a diestra y siniestra.Y tampoco cuenta con grandes simpatías, ni entre la izquierda que está más allá de IU, ni entre los abertzales, ni entre muchos de los que nos consideramos recuperadores de la MH.

Así que, reafirmando lo expresado, reitero que los ataques franquistas y ultraderechistas en comandita con los peperos de la Gurtell, la cúpula de la Audiencia y del Consejo General del Joder Judicial contra el Juez Baltasar Garzón --repito, reprobables, condenables e intolerables-- no convierten su figura y su trayectoria en algo aceptable. Por ello y por todo el cúmulo de circunstancias antes relatadas, lejanas en el tiempo algunas y otras más cercanas, YO NO APOYO A GARZÓN.

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